27 junio 2016

Dos finales de etapa, dos finales bien distintos







Comienzo con esta entrada, el primer artículo dedicado a la alimentación en la montaña. La verdad es que la cocina de montaña es todo un mundo, todo dependerá de nuestro ingenio y la variedad de alimentos que dispongamos para poder disfrutar de una buena comida en la montaña. Así que un poco de organización y planificación previa nos vendrá muy bien para nuestras salidas. 

Y alguno os preguntaréis ¿qué tiene que ver la foto, con que va a hablar sobre la alimentación? ¿y ese título? 


Bueno, a lo que vamos, esta es la historia.... 

 

PRIMER FINAL DE ETAPA 

La primera historia me ocurrió durante la travesía realizada en el Montsant. Llevé alimentos fáciles de utilizar, sin cocción, sanos y nutritivos. Salí contento de la experiencia, ya que era la primera vez que no llevaba ningún alimento para cocinar. Simplifique los menús y para nada me resulto cansino. Y en cuanto si se ahorra peso, pues diría que no, porque lo que te ahorras en no llevar el hornillo y la botella de gas, lo incrementas con los alimentos que suelen ser más pesados. 






 Y el menú estaba compuesto por: 

- Aceite de oliva virgen extra de primera presión en frio, ECOLOGICO, y de producción propia. 

- Queso de leche cruda de cabra, ECOLOGICO, producción artesanal. Buena fuente de grasas y proteínas.
- Pan de trigo germinado, ECOLOGICO. Rico en enzimas, fibra, vitaminas, ...

Teóricamente todo super sanísimo, peeroooooo... aquí viene el segundo final.


SEGUNDO FINAL DE ETAPA

Esta historia me ocurrió en el Kungsleden (Laponia Sueca). Los primeros días de ruta transcurrieron dentro de lo normal, pero mientras iban pasando los días y supongo que mi nivel de azúcar iba descendiendo la ansiedad por algo dulce y por los alimentos procesados iba en aumento, hasta tal punto que se convirtió en una obsesión. Solamente ansiaba comer algo dulce. Cada vez que pasaba por un refugio, aunque los precios abusivos me contenían, la tentación al final me vencía. Coca-colas, galletas, chocolates,...todo para dentro. Dejé de ser yo mismo, el ansia podía conmigo ¡Dios que mal lo pasé! Fue una locura, pero una auténtica locura.

El último día al llegar al pueblo, me encontraba super-ansioso, solo quería mi dosis, jejeje... el señor de la tienda me pregunto que quería, y yo le respondí con cara de Yonki: "Sugar, sugar, sweet sugar". El señor de la tienda debió flipar.







Y este fue el menú de este segundo final, un festín para las neuronas.

- Bote de Coca-Cola con 139 kcal por bote, equivalente a 35 grs de azúcar blanco refinado, cafeína, aromas naturales???, colorantes, acidulantes y ni rastro de minerales ni de vitaminas. 
Toblerone con 535 kcal. por cada 100 grs, rico en grasas y azucares refinados.
- Paquete de galletas maría, compuesto por harina de trigo refinado, azúcar refinado y grasas vegetales refinadas. 

Mira que suele sentarme mal si abuso del azúcar y de los productos refinados, pero en esta ocasión al cuerpo le sentó de PM. 


¿Y cual creeis que me produjo mayor placer mental? 


La respuesta creo que esta muy clara,... ¿no?
  

La moraleja y aprendido de esta experiencia: 


- Ya sé porque los ratones prefieren el azúcar antes que la cocaína. - El azúcar blanco, las grasas y la cafeína son drogas muy adictivas. 
- Ser estricto no lleva ninguna parte. 
- La vida a veces no es lo que parece. 

¡Salud y buenos alimentos!


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